A media mañana, Sir James Paul McCartney conmovió a media Cuba cuando inesperadamente aterrizó en el aeropuerto internacional Antonio Maceo, de Santiago de Cuba, procedente de una isla del Caribe.
El afamado músico recorrió el Morro, donde escribió ¡Viva la Revolution!, en el libro de visitantes muy distinguidos; almorzó en el restaurante cercano a la fortaleza Castillo San Pedro de la Roca, a quienes agradeció dejando un autógrafo en un pedazo de servilleta. Este sitio formó parte en la época colonial española, de las dependencias de auténticas personalidades en la villa: el Capellán, el vigía, el Comandante de la Plaza… estuvo en una fábrica de tabacos por la Alameda; cruzó a pie por el Parque Céspedes y la calle Heredia; estuvo en la Casa de la Trova y tocó las claves, al compás de un son que interpretaba «Moneda Nacional». Compró un CD de Eliades Ochoa y dijo: «Este es el Sr. del Grammy«.
En un momento James, su hijo «se le escapó» y se fue hasta Enramadas donde fue localizado… Todos regresaron al aeropuerto ya entrada la tarde y se marcharon.
Paul habría prometido regresar, según el personal de la terminal aérea santiaguera, con quienes accedió a fotografiarse.