No todos los días un Beatle viene a cantar a la disquería de tu barrio… pero eso pasó esta tarde cuando Paul McCartney ofreció un concierto de casi dos horas en la disquería Amoeba, en el barrio de Hollywood.
Para entrar, el público hacer cola bajo el sol, junto a actores en ascenso y modelos que no paraban de usar sus Blackberry para quejarse por el maltrato. Pero McCartney vale la espera, tanto para el público VIP que sólo se bronceó involuntariamente un par de horas como para los 300 fans que acamparon durante dos días en las puertas de la tienda de discos.