Se retoma la audiencia del juicio de divorcio entre Paul McCartney y Heather Mills

El ex Beatle Paul McCartney (65), y su esposa, Heather Mills (40), comparecieron este lunes 11 ante un tribunal de Londres para intentar nuevamente sellar su divorcio, que podrí­a convertirse en el más costoso de la historia británica. La audiencia sucede a la celebrada en octubre del 2007 en la Alta Corte de Londres, en la que no se pudo llegar a un acuerdo entre las partes.

McCartney y Mills llegaron a la corte por separado a comienzos de semana, para una audiencia a puerta cerrada de cinco dí­as ante el juez Hugh Bennett, la misma que se prolongó hasta este lunes, y si no se llegara a un acuerdo, podrí­an apelar la sentencia y comenzarí­an un juicio público, cosa que McCartney quiere evitar por protección a Beatrice. Muy por el contrario, Mills ha amenazado ya con publicar un libro sobre sus años junto a Paul y ventilando sus problemas más personales. La disputa se ampliará hasta una segunda semana pues Hugh Bennett requiere tiempo extra para dilucidar el caso. Una vez termine la audiencia el juez podrí­a tardar varias semanas adicionales en lo que resuelve su sentencia.

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El primer dí­a de diálogo Mills llegó primero, de falda y chaqueta oscura, una blusa color durazno y asumiendo su propia defensa. Luego llegó McCartney, cuya fortuna está en boga, estimada en más de 1.700 millones de dólares (unos 1.220 millones de euros), vistiendo un traje oscuro y bufanda blanca. Su única declaración fue “Buenos dí­as”.

Se supo que Mills se representará a sí­ misma luego de haber despedido al abogado que la asesoraba y a quien debe más de dos millones de euros por concepto de honorarios. Esta decisión podrí­a complicar el juicio ya que, así­ las cosas, ella misma tendrá que interrogar a McCartney y defender sus intereses.

A ciencia cierta nadie sabe en qué momento de la negociación se encuentra la pareja, que desde que anunció su divorcio tras cuatro años de matrimonio, en mayo de 2006, ha intercambiado amargas acusaciones en la prensa. Ninguno quiso dar comentarios durante el proceso. Durante algunos recesos de mediodí­a, Sir Paul salió del tribunal, afirmando “No hay comentarios. Lo siento“. Mills en cambio se quedó en la corte. Sin embargo, existen miles de especulaciones sobre la suma que McCartney deberí­a dar a Mills en compensación. Algunas fuentes afirman que McCartney habrí­a ofrecido a Mills 55 millones de libras esterlinas (110 millones de dólares, 74 millones de euros) para evitar una batalla judicial en la que esté implicada Beatrice Lilly, su hija. El monto se dividirí­a en 20 millones de libras (40 millones de dólares, 27 millones de euros), adicionada a una pensión de 2,5 millones de libras (5 millones de dólares, 3,35 millones de euros) por año para su hija, hasta que cumpla 18 años. A cambio, Mills deberá guardar silencio sobre sus años de matrimonio con McCartney.

Otras fuentes juegan con la suma de 25 millones de libras (50 millones de dólares), y otros evocan la suma de 100 millones de libras. La diferencia en la información se debe a que algunos toman en serio la opción de que las partes llegaron ayer viernes a un acuerdo verbal.

Sea cual sea la suma, el divorcio sigue siendo uno de los más caros de la historia británica. El récord lo tiene ahora John Charman, empresario que pagó a su esposa 48 millones de libras (100 millones de dólares, 64 millones de euros) el año pasado.

Mills declaró, sin embargo, que no habrí­a recibido oferta alguna, mientras los abogados de Paul han sugerido que sean los jueces los únicos que den cifras.

Al parecer, lo único en lo que todos coinciden es que los exesposos se habrí­an puesto de acuerdo en todos los apectos, “Se realizaron pequeñas adaptaciones, la mayorí­a referentes a Heather“, citaron los jueces. Mills se quedarí­a con la custodia de Beatrice, pero McCartney tendrí­a derecho de visitas.

A pesar de la audiencia es privada, esto no ha detenido el frenesí­ de la prensa. Decenas de fotógrafos se aglomeraban en la entrada del tribunal el lunes, mientras dos helicópteros de canales noticiosos vigilaban la situación desde el aire. La prensa, mayoritariamente a favor de Sir Paul, está molesta de que a pesar que este haya ofrecido más de 50 millones de dólares a su aún esposa, ella busque por lo menos duplicar esa cifra y ya han empezado a despotricar en su contra.

Las audiencias seguirán llevándose a cabo a puerta cerrada, aunque si el tribunal así­ lo decide, podrí­an hacerse públicas. Por lo pronto, el tribunal ha indicado que al término de la audiencia, el fallo del juez sí­ serí­a de carácter público. A diferencia de la mayorí­a de las audiencias de los tribunales británicos, la puerta de la sala 34 del tribunal tení­a un cartel que decí­a “Entrada prohibida. Estrictamente privado”.

McCartney y Mills se casaron en 2002 luego de 4 años que falleciera la primera esposa de Paul, Linda. Tuvieron a Beatrice Lilly, única hija, en Octubre del año siguiente. Mills perdió una pierna en un accidente de tránsito a comienzo de los 90s, y se conoció con Paul por las actividades sociales en las que han coincidido. Se separaron en mayo de 2006, cuando Paul alegó “un comportamiento inaceptable” de su esposa, y desde entonces es él quien cuenta con el apoyo de la prensa británica y del mundo. Mills ha declarado que quiere dejar el paí­s donde todos la odian.

Fiona Shackleton, tremenda abogada

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Mientras Mills insiste en defenderse sola, la letrada Fiona Shackleton defiende a Paul McCartney en su proceso de divorcio. La abogada en cuestión es una de las más renombradas de Gran Bretaña, antaño representante de personajes tan conocidos como el duque de York, el Aga Ján o la ex esposa del magnate de Mercedes Benz, Friedrich Flick, saltó a la fama al defender al heredero de la Corona en su proceso de divorcio de Diana de Gales. Aquel asalto se saldó con una compensación económica de más de 25 millones de euros para la princesa, pero Shackleton obtuvo a cambio la renuncia de lady Di al tratamiento de “su alteza real”, un punto especialmente sensible para Carlos. Aquel caso la enfrentó con otro tiburón de la abogací­a, Anthony Julius, entonces representante de Diana y hasta hace dos meses encargado de la defensa de Heather, hasta que su carácter errático hizo que hace dos meses despidiera al equipo de Julius e impida la repetición de aquel enfrentamiento estelar.

Conocida por su proclividad a cerrar acuerdos extrajudiciales que eviten incómodos procesos, la brillante abogada ha debido encajar la negativa de Heather a aceptar una indemnización estimada en 30 millones de euros para sellar el divorcio de sir Paul. Mills aspira a una tajada mayor por los cuatro años de matrimonio que compartieron y la manutención de la hija de ambos, Beatrice, de cuatro años.

El bloqueo informativo que rodea el proceso en la “High Court” sólo ha permitido conocer que Heather plantea otras demandas al margen de la monetaria: la garantí­a de un servicio de seguridad que le blinde del acoso de los paparazzi, el disfrute de algunas de las mansiones que McCartney posee a ambos lados del Atlántico y el plácet de sir Paul para que Beatrice ingrese en un colegio privado.

Shackleton, motivada por una minuta de 700 euros la hora, intenta demostrar que Heather es una mujer de carácter inestable y quizá no la madre más idónea tras su confesión meses atrás ante las cámaras de televisión de que se hallaba al borde del suicidio. La respuesta de la ex modelo no se ha hecho esperar al presentarse como una ví­ctima de la fabulosa maquinaria que rodea a Paul McCartney, cuyas malas artes, alega, han conseguido que “el público británico me odie”.

Por ello amenaza con trasladarse a vivir a otro paí­s con Beatrice -quizá Francia o Estados Unidos- cuando concluya el proceso. La implacable abogada es, según manifestó Heather el pasado otoño en el programa televisivo de Larry King, una “desaprensiva” que llegó a burlarse de su condición de lisiada… sin embargo cuesta creer que se trate de la misma mujer que, tras concluir el proceso de divorcio entre Carlos y Diana, recibió de la princesa un enorme ramo de flores con una nota de agradecimiento.

La tiene clara

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Para afrontar el proceso, Mills ha despedido a sus abogados y ha decidido defenderse a sí­ misma aunque contó con un consejero jurí­dico. Y tan segura está de su estrategia que demanda al ex Beatle, nada más y nada menos, que dos de las casas que éste tiene en propiedad, seguridad privada las 24 horas del dí­a y dos niñeras que le ayuden a cuidar de la pequeña Beatrice, además del pago de sus gastos médicos y los de su hija, un entrenador personal, empleados de servicio para la casa y un secretario. Anteriormente, Heather Mills también habí­a pedido a su ex marido 120 millones de euros en concepto de pensión, mientras que McCartney sólo está dispuesto a pagar 65 millones.

Con tanto y tanto, Paul ha asegurado que costeará sin ningún problema todo lo concerniente a su hija, pero se niega a pagar los “caprichos” de su ex mujer. El artista quiere que el acuerdo de divorcio incluya una cláusula de confidencialidad que impida a la británica desvelar los detalles de su divorcio en los medios de comunicación. Pero Mills, que ya ha hecho caja realizando polémicas declaraciones sobre su matrimonio, se niega en rotundo alegando que tiene derecho “a defenderse de lo que de ella dice la gente“, e incluso ha anunciado que escribirá un libro con detalles y pormenores de sus años junto al Sir.

No se logró acuerdo

Al final de la audiencia, Paul McCartney y Heather Mills no lograron alcanzar un acuerdo sobre los términos de su divorcio, por lo que será un juez del Alto Tribunal de Londres quien impondrá una decisión, indicó hoy el abogado del músico.

El letrado Nicholas Mostyn señaló que la última audiencia de este divorcio, que podrí­a ser el más costoso de la historia británica, acabó sin entendimiento entre las partes.

El juez Hugh Bennett anunciará en las próximas semanas su decisión sobre el reparto de bienes y las condiciones que deberán respetar ambos.

La sentencia judicial tendrá carácter obligatorio para ambas partes, pero podrá ser recurrido ante el Tribunal de Apelación. En ese caso, el nuevo proceso serí­a público, al contrario de las audiencias celebradas hasta ahora, que se hicieron a puerta cerrada ante el juez, cuya decisión podrí­a también permanecer en secreto.

La prensa británica subrayó la importancia que ha otorgado McCartney a que los detalles de este matrimonio de cuatro años no salgan a la luz, mientras que su esposa, en cambio, podrí­a sopesar escribir un libro al respecto.

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