Eran las 4 de la tarde del 8 de diciembre de 1980, un día templado en Nueva York, cuando John Lennon abandona su hogar en el edificio Dakota, pero hace una pausa para autografiar un disco que le es alcanzado por un ex guardia de seguridad hawaiano de 25 años llamado Mark David Chapman, sin sospechar que en unas horas, se convertiría en su asesino.