Durante la madrugada, la calle Penny Lane se ve vandalizada por los manifestantes en contra del racismo. Ellos alegan que la calle debe su nombre a un antiguo vendedor de esclavos, a pesar que la alcaldía de Liverpool ha desmentido la teoría.
De todos modos, virtualmente todas las señales de la larga calle, incluida aquella que está protegida por una placa desde que Paul McCartney estampó su firma allí, amanecieron tachadas con pintura de aerosol, y en algunos casos acompañados de la frase «racista».