¿Es aceptable que un multimillonario recurra al dinero de los contribuyentes para cubrir los salarios de sus empleados durante la crisis del coronavirus? El diario británico Daily Mail hace pública la nómina de los famosos locales más pudientes cuyos negocios optaron por acogerse a las ayudas públicas (ERTE) disponibles por parte del gobierno británico. Desde la diseñadora y ex-cantante Victoria Beckham al empresario Richard Branson, las imágenes que estos y otros privilegiados vienen colgando en las redes desde sus confinamientos de lujo solo han contribuido a azuzar el debate.
Es el caso también de Stella McCartney. El expediente de regulación temporal de empleo afecta a la mitad de los 1.400 empleados de la compañía que lleva su nombre y que el pasado verano vendió una sustancial participación al conglomerado de lujo LVMH. Las ayudas públicas supondrán un balón de oxígeno para la firma, que entró en números rojos en el pasado ejercicio a causa de los costes de reorganización. Los tabloides recuerdan que la segunda hija de Paul McCartney, hoy recluida con los suyos en el domicilio londinense del exclusivo barrio de Belgravia, suma a su cartera de propiedades una granja georgiana en el campo inglés y otra residencia en los Hamptons, rincón favorito de las estrellas de la farándula y en general del dinero en la costa este de Estados Unidos.
Mientras otros millonarios como Simon Caldwell han renunciado al apoyo, otros como el multimillonario británico Duncan Bannatyne han criticado directamente a personas como Richard Branson, quien ha solicitado una línea crediticia al Gobierno para salvar su aerolínea Virgin Atlantic «Â¿Por qué no pides un préstamo al banco en lugar de depositar esa carga sobre los trabajadores británicos?», dice Bannatyne en su cuenta de Twitter. Él, sin embargo, ha aplicado el ERTE al grueso de sus 3,000 trabajadores en plantilla, prueba de que cada uno adapta a su gusto las medidas de lo permisible.
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