En su 3er día en Nueva Zelanda, Los Beatles se presentan en el Town Hall de Auckland. Tras sus salvajes presentaciones en Wellington, una noticia en el periódico totalmente inusual para una sociedad como la de Nueva Zelanda, sorprende hoy día «Una chica intenta suicidarse por Los Beatles».
Lamentablemente, Los Beatles se volvieron a topar con la indisposición de la policía para darles la protección adecuada. Llegaron a opinar «No los queríamos aquí y no sabemos para qué los trajeron«. El Cadillac que transportaba a Los Beatles hacia el Royal Continental Hotel fue atacado por cientos de fans y tuvo que ser remolcado por 10 metros hasta el garaje del hotel por Neil Aspinall, Mal Evans y Lloyd Ravenscroft (organizador del tour), mientras ellos y un reducido puñado de policías retiraban a aproximadamente 200 fans en un lapso de aproximadamente 20 minutos en que los Beatles permanecieron dentro del automóvil bajo llave.
Después del terrible incidente, John Lennon solicitó que si no se mejoraba la seguridad para los siguientes días, se cancelara la gira. La policía respondió a su solicitud «Los Beatles no son realeza así que no deben esperar ningún trato especial de nuestra parte«. Menos mal, episodios como este no se repitieron, a pesar que la seguridad de la banda no fue reforzada.
Esa noche, solo dos personas estuvieron a cargo de los tickets a la entrada del teatro, por lo que los asistentes pasaban de dos en dos. Esto hizo que algunos se perdieran los primeros minutos del show.