Juan Luis Guerra ha regresado a Europa después de varios años y una pausa para la reflexión personal, pero el músico dominicano señala que la música es esencial en su vida y que para él ‘componer es como el comer’. Lo dice con su tono apacible, reposado, media hora después de haber hecho bailar a más de 30.000 personas en el concierto que esta madrugada cerró la escena Orange, la principal del festival de Roskilde, uno de los más importantes de rock al aire libre de Europa, que ha reunido a más de 90.000 personas durante cuatro días.
Guerra puso en pie a más de 30.000 personas en un escenario acostumbrado a acoger a los grandes nombres del rock mundial, pero que se entregaron a los ritmos caribeños del dominicano y a clásicos como ‘Ojalá que llueva café’ o ‘Bilirrubina’. «Sabía que era un festival de rock y al principio me pregunté que qué hacíamos aquí. Pensé que a la gente le costaría entrar en calor, pero tan pronto salí vi enseguida que estaba entregada«, señaló un sorprendido Guerra en una entrevista a EFE, antes de salir para Holanda, donde ha agotado las entradas para tocar hoy en Rotterdam.
Guerra no ha abandonado sin embargo su sueño de tocar con algún miembro de los Beatles, pese a la decepción que le provocó en su día una frustrada actuación en la Superbowl con Paul McCartney, y aún recuerda con ilusión lo que sintió al ver en la entrega de los Grammy de 1992 a Ringo Starr.