Sean Lennon, hijo de John Lennon y Yoko Ono, presentó esta noche en Barcelona su segundo disco en solitario ante unas 250 personas en un concierto en el que, pese a haberse esmerado en evitar cualquier referencia a sus apellidos, alguno incluso le pidió temas de los Beatles.
«Creo que estás en el concierto equivocado», respondió jocoso el joven Lennon al asistente que, con insistencia pidió que tocase alguna canción de los Beatles mientras Lennon, acompañado por su baterista, tocaba un ‘riff’ de Black Sabbath.
Y es que Sean Lennon, que actuará mañana sábado en el Club Heineken de Madrid, se ha presentado hoy en Barcelona escuetamente como ‘Sean’ para no hacer más evidente la evidencia -el joven guarda un enorme parecido con su padre, incluso en la tesitura de la voz- y conducir al público por sus propios senderos sonoros.
Sean ha fluctuado esta noche entre el pop más nostálgico y el rock más efectista que, pese a tener innegables pero vagas reminiscencias de los cuatro de Liverpool, ha dejado constancia de que le interesa explorar los caminos que él mismo traza.
Así, Sean ha demostrado sobre el escenario que es capaz de agregar un toque clásico -el clavicémbalo de su tema más reciente, escrito hace dos semanas como él mismo ha dicho- y otro más glamouroso -guitarras eléctricas que suenan a los años 70 y ritmos de puro cabaré parisino- a un lecho de pop y rock que se antoja, a menudo, bastante experimental.
Con una formación de guitarra acústica, guitarra eléctrica, bajo, batería y teclados, Sean Lennon ha transmitido en el escenario una formalidad, una paz y un saber estar, rotos únicamente por sus frecuentes guasas y comentarios graciosos.
Por ejemplo, de su teclista y pareja sentimental, Yuka Honda, miembro del grupo Cibo Matto, ha dicho que hoy ‘ha comprado tres tipos diferentes de jamón’ porque ‘nos gusta mucho’, a lo que ha añadido que está ‘muy contento de estar en Barcelona, tenéis suerte de vivir en esta ciudad con el mar y chicas guapas y jamón’.
Pese a todo, el concierto de hoy, en el que ha presentado su segundo álbum en solitario, ‘Friendly Fire’, ha sido lineal y los pocos contrapuntos han surgido cuando Sean, a la guitarra eléctrica, decidía irse por derroteros al margen del pop.
Artista multidisciplinar interesado tanto por la música como por el cine, ha querido retomar en el escenario el primer ‘hit’ de su disco de debut, ‘Into the sun’, que se editó hace ya ocho años y tuvo una fría acogida entre el público y la crítica, hecho del que Lennon ha bromeado al asegurar que ‘sólo a la gente interesante le gusta ese disco, a los idiotas no les gusta, no sé por qué’.
Ya en los bises, Sean Lennon ha versionado una canción compuesta por Mark Bolan, miembro del grupo T-Rex y ha tocado otra en solitario, parapetado únicamente con su guitarra acústica, que ha sido de las más aclamadas por el público que, por otro lado, no llenaba ni la mitad de la sala Razzmatazz 2.
Inevitablemente y a pesar de hacerlo bien, Sean Lennon siempre estará eclipsado en el terreno musical por la alargada sombra del mito en que se convirtió su padre, aunque el joven, lejos de amilanarse ante la presión, trata de gestionarla con franqueza, como revela en su página de ‘Myspace’ donde ‘Mom and Dad’ (Mamá y Papá) encabezan una larga lista de influencias entre las que figuran, incluso, Picasso y el cineasta Jean Cocteau.