“Los Estados Unidos vs. John Lennon” (2006), de los cineastas norteamericanos David Leaf y John Scheinfeld, será proyectada en La Rampa desde hoy 5 hasta el 11 de abril en doble función a las 5:00 y las 8:00 p.m. Directivos del ICAIC aseguraron a “Granma” que con posterioridad, posiblemente en el propio mes, la TV Cubana, en uno de sus espacios estelares, la exhiba para todo el país.
Para un periodista español radicado en Washington el asunto no pasa de ser “un bonito regalo para cincuentones nostálgicos y un indirecto tirón de orejas a la generación de hoy por su materialista pasividad”. La revista Variety, que ejerce la hegemonía sobre la información fílmica según los dictados de las transnacionales asentadas en Hollywood, “la línea de la historia cae en el perfil aprobado por Yoko Ono que coloca a Lennon como un santo, eliminando sus periodos oscuros y sus años separados, que podrían haber enriquecido el retrato”.
Sin embargo un crítico para nada liberal como lo es Jeffrey Anderson, observa lo siguiente: “El foco principal de la película no es vindicar a Lennon, sino trazar un sutil paralelo entre los tiempos de guerra del gobierno de los 70 [en Estados Unidos] y los tiempos de guerra de hoy. Esta aproximación puede ser exasperante, pero no deja de ser cubierta razonablemente por la película”.
Antes de su estreno el año pasado en la Mostra de Venecia, uno de los realizadores explicó: “Queríamos mostrar lo que pasa cuando un gran artista tiene el coraje de desafiar al poder, cuando un hombre sin miedo lucha por la paz. La película no está diseñada para comentar la situación actual, pero la comparación es inevitable. Después de los atentados del 11 de septiembre del 2001, cualquier ligero desacuerdo con el Gobierno es considerado antipatriótico. Eso es exactamente lo que le pasó a Lennon”.
Por el documental desfilan personalidades que aportan interesantes puntos de vista sobre el acoso al que fue sometido el ex beatle por el FBI y los servicios de inteligencia de Estados Unidos desde que decidió instalarse en ese país. De tal modo pesan las opiniones del politólogo Noam Chomsky, del novelista Gore Vidal (aquí es donde habla que Lennon representa la vida, y Nixon y Bush la muerte), de la activista política Angela Davis, del fundador de los Panteras Negras, Bobby Seale, el ex candidato demócrata George McGovern, pero también la de G. Gordon Liddy, uno de los hombres de Nixon en Watergate.
Pero lo que mayor autenticidad reporta al documental son las filmaciones caseras del propio Lennon, muchas de ellas inéditas hasta el momento, aportadas por Yoko Ono.
Al ver la cinta recordé cómo en 1980, pocos meses antes de que fuera asesinado, Lennon declaró a Playboy que tenía la impresión de que “ciertos sujetos” estaban “abonando el terreno para que las ideas fascistas no fueran vistas como algo extraño aquí”.
Una de las más populares canciones de Lennon lleva por título Dale una oportunidad a la paz. Hoy es un himno incómodo a los oídos de los halcones de la Casa Blanca y el Pentágono.
El caso de Lennon recuerda el de Chaplin, el de Hemingway, el de Einstein y el de tantos intelectuales espiados y hostilizados por las autoridades norteamericanas. Alguien que vio el documental terminó haciéndose la siguiente pregunta: “Si eliminaron a Kennedy, ¿por qué no pensar que lo mismo sucedió con Lennon?”.