En el capítulo de coches emblemáticos que pertenecieron a celebridades, famosos son los cuatro Mini Cooper S DeVille carrozados por Harold Radford y entregados a los integrantes de The Beatles en la década de los 60. Ahora, el que perteneció a Paul McCartney va a ser subastado por Worldwide Auctioneers, sin precio de reserva, durante el la 11° edición de la subasta anual de Auburn, que se celebra el próximo 1 de septiembre.
A golpe de mazo se subastará una vez más la británica montura a cuyos mandos estuvo el ilustre músico durante sus años en activo en The Beatles. Al representante de la banda, Brian Epstein, se le metió entre ceja y ceja que cada miembro de la banda debía tener un Mini, aunque no uno cualquiera, sino uno concebido ad hoc por el famoso carrocero Harold Radford.
Bautizados como Mini Cooper S DeVille, el de McCartney, con matrícula GGJ 382C, estaba basado en un Mini Cooper S de 1965, aunque incluía una serie de modificaciones que lo hacían único. Y aunque no llegaba a ser tan llamativo como el de George Harrison, con motivos psicodélicos pintados sobre su carrocería roja, este Mini por encargo será una de las principales piezas que se subastarán en septiembre en el Museo Nacional del Automóvil y el Camión de Illinois. Su precio aún no ha sido estimado ya que no cuenta con cifra de reserva, pero teniendo en cuenta que el de Ringo Starr se subastaba no hace mucho partiendo de los 100.000 euros, es más que probable que supere con creces dicha cantidad.
Este automóvil sufrió un accidente en 1967, dando alas a la leyenda urbana de que Paul McCartney había fallecido en el mismo y que había sido sustituido por un doble canadiense. Pero en realidad, quien conducía el coche en ese momento era Mohammed Hadjij, dueño de una galería de arte londinense, que sólo resultó herido tras el accidente. Ambos se dirigían a una fiesta en casa de Mick Jagger, aunque McCartney optó por ir con el rolling stone en el coche de éste y no en su urbano.