La retrospectiva de la obra de Yoko Ono «Half-A-Wind Show» ofrece alrededor de 200 objetos, películas, documentación de performances, instalaciones, dibujos, fotografías, textos y audio; en el museo español. El componente principal de su producción son las ideas, sean poéticas, absurdas y utópicas, específicas y realizables o imposibles de materializar, que reflejan su humor y actitud crítica.
La exposición contiene sus obras de la década de 1960, entre ellas sus primeras performances, trabajos sobre papel y objetos, así como también una selección de su producción fílmica y su trabajo musical, e incluso algunas instalaciones desarrolladas especialmente para esta ocasión.
Yoko concedió una conferencia de prensa donde, a través de entrevistas y comentarios a los medios españoles, dejó varias frases para destacar.
«(John) siempre creyó mucho en mi obra. Fue uno de mis mejores amigos en este sentido. Sigo pensando que John está aquí, porque todas las canciones bellísimas que hizo las seguimos sintiendo en nuestros corazones» dijo Yoko, quien recordó que al comienzo ella no se preocupaba mucho de dar a conocer su obra. «Pensaba que a la gente no le iba a interesar, estaba centrada en la creación, en seguir y seguir adelante para producir una obra creativa, que quizás sirviese a la humanidad más adelante en el tiempo«. Sin embargo, Yoko considera que su arte conceptual no tenía una visión negativa. «La forma era lo revolucionario, lo que dije en sí no era tan provocativo, no había escepticismo en ello«.
De niña, Yoko admiraba la historia de un guerrero japonés que tenía que atravesar en la vida siete tragedias y ocho sufrimientos y ella quería ser como él. «Me impresionó tanto, porque era tan valiente…, yo era valiente, pero quizás lo fui hasta demasiado. Cuando murió John, vi que algo estaba haciendo mal y me dije a mí misma: en vez de tener siete desgracias y sufrimientos, lo que quiero tener es siete alegrías y ocho tesoros, y lo hice. Eso nos muestra lo poderosas que son las palabras y cómo influyen en tu mente. Cuando murió John decidí afrontar la vida con alegría«, dijo.
Entre las obras que se presentan, Yoko ha rescatado «Pintura de techo» (Ceiling Painting), la obra que le permitió conocer a John, presentada en 1966 en Londres, donde se invita al observador a trepar una escalera blanca situada en la sala, donde una lupa cuelga de un marco colocado en el techo. Al usar la lupa, se descubre la instrucción: «YES».
«En los 60, yo dije que sí. ¿Qué hay de provocativo en ello? Lo provocativo era el arte«. Un mensaje optimista que hoy ha repetido por doquier: desde los elogios al «bellísimo» edificio de Frank Ghery, pasando por su actitud a los 81 años «no siento la edad que tengo, estoy entrado en la segunda fase de mi vida, no como mi vieja yo, sino como una nueva yo, y me apasiona«, así como su esperanza en un mundo en paz.
«Estamos creando un mundo bello donde cada persona se puede comunicar con todo el mundo a través del ordenador, y eso es una idea muy interesante. Creo que estamos creando un mundo que no debe asustarnos, donde además ninguno de los países tiene suficiente dinero para seguir fabricando armas (…) creo que vamos hacia un mundo en paz, no hacia el apocalipsis. Una vez dije que sería para el 2050. Se me ocurrió sin más, pero entonces tendré 116 años, así que tiene que ser antes: en 2025«, bromeó antes de despedirse con un esperanzador «Quizás tenga suerte y vea la paz en el mundo«.
Prensa: Su arte expresa su lucha por un mundo mejor, su pacifismo y feminismo, su sentido de denuncia y crítica social. ¿Sobre qué es hoy más importante llamar la atención?
Yoko: La gente será la que decida dónde es necesario poner el foco.
Prensa: ¿Qué le motivó a ser artista? ¿Es el arte su forma de hablarle al mundo y decirle quién y cómo es? ¿De responder a las críticas y ataques? ¿Un refugio ante la hostilidad?
Yoko: Solo me movía sentirme viva.
Prensa: ¿Qué pensaba y sentía mientras el público le cortaba el vestido con unas tijeras en su performance Pieza corte (1964), reproducida en la muestra?
Yoko: Esperaba sobrevivir a ello.
Prensa: Su obra es un referente en el mundo del arte contemporáneo, pero ¿cree que el gran público entiende y valora este tipo de arte conceptual? ¿Se siente una artista para minorías?
Yoko: Las obras de arte están obligadas a ser elitistas hasta que el público empieza a sentirse intrigado por ellas. Pero a veces el trabajo se comunica directamente con el público. Me sorprendió en Alicante, donde la gente creó una larga cola para poner sus deseos en El árbol de los deseos [que cierra la exposición de Bilbao].
Prensa: Gracias a Pintura de techo Lennon quiso conocerla. ¿Es esta obra la de más valor sentimental para usted? ¿Qué quería transmitir con ella?
Yoko: Cuando me vino la idea de la Pintura de techo, mi vida era un desastre. Me sentía fatal, así que para rescatarme a mí misma, me dije sí y me reafirmé con ese cuadro.
Prensa: En Vertical Memory refleja el viaje de la vida y surgió de las fotos de los tres hombres más importantes de su vida, su padre, John Lennon y el hijo de ambos, Sean. ¿Qué piensa cuando las mira hoy?
Yoko: Que parecen una misma persona.
Prensa: El budismo zen es parte de su arte. ¿Ha alcanzado su equilibrio interior?
Yoko: Me asombraría encontrar a alguien cuya vida se parezca a una montaña rusa, constantemente arriba y abajo, como la mía. Así que si no hubiera alcanzado el equilibrio a través de ello no estaría aquí ahora.