Hoy los Lennon volaron hacia Toronto, Canadá por tercera vez en el año, para supervisar la siguiente etapa de la campaña de paz «War Is Over» en la que tendrían la misión de encontrarse con el Primer Ministro Pierre Trudeau, como parte de lo que asumieron sería su nuevo trabajo paralelo como autoproclamados diplomáticos para la paz mundial. Lennon y Ono soñaban con realizar visitas de paz similares a Washington, París y Londres, pero sólo el líder canadiense terminó devolviendo sus llamadas.
Por sugerencia del escritor de Rolling Stone, Ritchie Yorke, se quedaron en el rancho del rockero canadiense Ronnie «The Hawk» Hawkins en Mississauga, Ontario; a quien habían conocido en el Rock and Roll Revival. La idea de quedarse en esta zona entonces subdesarrollada, era la de evitar el caos usual que causaba Lennon en los hoteles, y simplemente desaparecer en una habitación de invitados en una anodina extensión de terreno canadiense. Sin embargo, desde allí terminarían ofreciendo una serie de entrevistas a los medios de comunicación del mundo.
Lennon y Ono reclamaron públicamente sus esperanzas de que el viaje anunciara el comienzo del «Año uno D.P. (Después de la paz)». Sin embargo, aunque se les dio considerable publicidad durante su estadía, la campaña «War Is Over» no volvería hasta dos años después, concluyendo el viaje con el éxito de su misión: viajaron a Ottawa el 23 de diciembre, donde se les concedería una audiencia con Trudeau.
Durante el vuelo, Yoko Ono se quejó al personal de Air Canada de que tenía las piernas frías. Una de las azafatas cortó su manta de vuelo a lo largo, como una bufanda, para que Yoko pudiera mantener sus piernas calientes. John Lennon se partía de risa. Yoko mantuvo el pedazo de la manta con ella y apareció en algunas fotografías tomadas en la granja de Ronnie Hawkins. Más tarde se subastaría junto a otros artículos relacionados con la música y los Beatles en Toronto, Canadá.
Hawkins contaría más adelante algunos detalles de esta visita en su biografía en 1989. «Por muy modernos (hip) que intentaban ser, Yoko era demasiado». Por su parte, contó al periodista musical Terry Ott, que le sorprendió cómo John Lennon «conocía todo mi material. Él conocía la mayoría de ellos mejor que yo«.
Para Hawkins, la experiencia fue agridulce. Durante su entrevista con Ott, delataría que la pareja no se portó precisamente como los huéspedes ideales. Desde antes de llegar, Yoko Ono solicitó la instalación de 16 líneas telefónicas nuevas en la casa de Hawkins, las cuales terminaron generando una factura telefónica del equivalente a $69,000, durante su corta estadía en la propiedad.
Además, la pareja inundó una bañera, lo que provocó que uno de los techos de Hawkins se derrumbara. Lennon, aunque sin intención, inició un incendio en el granero de la casa. Y, según contó, Ono llenaba el ambiente de tensión en todo su tiempo de permanencia cada vez que se resentía silenciosamente por cualquier momento que Lennon se separara de ella, como las frecuentes incursiones de Lennon para ir a jugar en la nieve montando la moto de nieve de Hawkins; una actividad novedosa para él.
«Él preguntó un par de veces si estaba bien salir a jugar en la nieve y (Ono) no dijo nada y ella estuvo un poco molesta con él durante uno o dos días». El rockero canadiense expresaría su desconcierto por el resto de su vida al ver que Ono se sintiera tan cómoda «diciéndole al hombre número uno del mundo qué hacer».
La pareja también abandonó todas sus pertenencias al partir de la residencia y nunca más en la historia volvieron a contactar a Hawkins.