Cintas raras de los Beatles aparecen en Canadá

En agosto de 1966, Paul Hourigan, quien fue fotógrafo del The Hamilton Spectator por 34 años, trató de vender una cinta de 13 minutos y medio que contení­a la grabación de una conferencia de prensa de los Beatles en Toronto a las estaciones de radio de Hamilton y al propio The Spectator, pero a nadie le interesó en ese entonces. Cuarenta años después, ese fracaso podrí­a traerle mucho más dinero.

Las cintas han vuelto a aparecer dentro de una caja de cigarrillos que guardó su esposa Florence junto a otros recuerdos. En esta puede oí­rse a la banda hablando de la declaración de John Lennon de que los Beatles eran más grandes que Jesús, la Guerra de Vietnam y las personas que huí­an del reclutamiento militar de Estados Unidos hacia Canadá.

Hourigan, de 63 años, buscó la cinta hace unos meses cuando leyó una historia sobre alguien que intentaba vender una grabación pirata del concierto de The Beatles en Maple Leaf Gardens el 17 de agosto de 1966, uno de los últimos conciertos que hicieron antes de decidir dejar de girar. EBay estimó el valor del bootleg entre $20,000 a $30,000.

Hourigan: «Comencé a pensar, ‘Whoa, ¿qué tenemos aquí­?’… yo tengo una cinta de la conferencia de prensa. ¡Hubiera muerto e ido al cielo solo por haber obtenido $50 por la cinta en el 66!»

Bob Doidge, propietario de Grant Avenue Studio, limpió las cintas de Hourigan y las traspasó a CD. Dijo que las grabaciones podrí­an valer decenas de miles de dólares. Ahora, una casa de subastas especializada en objetos de rock ‘n’ roll está revisando la cinta y determinando qué tan rara es. «Eso puede jugar un papel en qué tan pronto se retirará mi esposa» bromea Hourigan, quien se retiró el año pasado, «podrí­an recibir 25 respuestas de otras personas diciendo ‘yo también tengo esa cinta’… pero si no reciben nada, podrí­amos tener un original. Si es así­, ella se jubilará antes«.

La conferencia de prensa en el Hotel King Edward fue privada para periodistas independientes, pero Hourigan se las ingenió para colarse a pesar de trabajar en The Spectator. «Entrevisté al oficial de policí­a más veterano que pude encontrar en la escena, sobre cómo tratar con fanáticos que gritaban… y con eso pude entrar en el hotel. Un oficial me detuvo porque no tení­a la identificación adecuada, pero el oficial superior me saludó de lejos y finalmente me permitieron el ingreso«.

Fuente: news.guelphmercury.com

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