Paul McCartney es visto en las graderías durante el juego de baloncesto de los Lakers de Los Ángeles junto a Nancy Shevell y su hijo James.
Al mediotiempo, la popular «Kiss Cam» que busca parejas entre la tribuna para aparecer en la pantalla gigante y los presiona para besarse, capta a Paul y Nancy quienes hacen lo propio.
En otro de los descansos, entre la música que sonaba en los altoparlantes, los organizadores colocaron «Can’t Buy Me Love», a lo que Paul no dudó en pararse y bailar.