Paul McCartney y Taylor Swift juntos en la portada de Rolling Stone

Fue la propia Taylor Swift quien a través de sus redes sociales, compartió entusiasmada la portada de la próxima edición de la revista Rolling Stone edición Músicos sobre músicos, en la que aparece junto a Paul McCartney. Los cantantes habrí­an dialogado sobre los procesos creativos detrás de los álbumes de estudio.

Así­ lo confirma la cuenta oficial de la revista Rolling Stone, la misma que revela que ambos artistas conversaron sobre diversos temas relacionados al procesos creativo de escribir y componer canciones y los arreglos musicales. Conversación en la que también incluyeron sus aprendizajes obtenidos durante la contingencia sanitaria por el coronavirus.

Taylor Swift: «Solo me tomó un dí­a confirmar lo que habí­a sospechado durante años: Paul McCartney es la persona más hermosa del mundo«.

Taylor Swift es la única cantante -después de los Beatles- en lograr que 5 de sus álbumes de estudio se coloquen durante al menos 6 semanas en el Número 1 de la lista de Billboard 200.

Conversación editada por Patrick Doyle

SWIFT Me parece importante señalar que, si este año hubiera salido como planeábamos, vos y yo habrí­amos tocado en Glastonbury. Pero, en cambio, los dos hicimos discos en cuarentena.

MCCARTNEY Â¡Sí­!

SWIFT Y recuerdo pensar que habrí­a sido muy divertido porque, cada vez que me crucé con vos, fueron de las noches más divertidas de mi vida. Una vez estaba en una fiesta y todo el mundo tocaba música, estaban Dave Grohl y vos…

MCCARTNEY Vos tocabas un tema de él, ¿no?

SWIFT Sí­, «Best of You», pero la estaba tocando en el piano y él no la reconoció hasta la mitad. Me acuerdo de que pensé que debés ser el catalizador de las noches más divertidas del mundo. ¿Será por tu voluntad de tocar música que todos sienten que es algo que puede pasar esa misma noche?

MCCARTNEY Es un poco de todo. Te digo quién estaba muy… Bueno, Reese Witherspoon decí­a: «Â¿Vas a cantar?», y le dije: «No lo sé». Y ella me dijo: «Â¡Tenés que cantar!». Me mandoneaba. Así­ que dije: «Bueno». Es un poco así­.

SWIFT Amo a esa persona, porque la fiesta no se pone musical sin una persona así­.

MCCARTNEY Sí­, es cierto.

SWIFT Si nadie decí­a: «Tóquense algo», no í­bamos a subirnos al escenario en el living de quien fuera el dueño de la fiesta.

MCCARTNEY Me acuerdo de que Woody Harrelson se sentó al piano y empezó a tocar «Let It Be», y yo pensé: «Yo me la sé mejor». Así­ que dije: «Bueno, movete, Woody». Y la tocamos entre los dos. Fue lindo… Me gusta la gente como Dan Aykroyd, que tiene mucha energí­a y le gusta mucho su propia música, pero no es necesariamente un músico y va por el lugar diciendo: «Tenés que subirte a tocar».

SWIFT Escuché tu disco nuevo. Y me gustaron muchas cosas, pero es cierto que es un poco arrogante componer, producir y tocar todos los instrumentos de todos los temas. Para mí­, es como flexionar los músculos y decir: «Puedo hacer todo esto solo si es necesario».

MCCARTNEY Bueno, yo no pienso eso, lo admito. Con los años, aprendí­ a tocar esos instrumentos. En casa tení­amos un piano que tocaba mi papá, así­ que aprendí­. Compuse la melodí­a de «When I’m 64» cuando era adolescente.

SWIFT Wow.

MCCARTNEY Cuando fuimos con los Beatles a Hamburgo, siempre habí­a baterí­as listas para tocar, así­ que cuando tení­a un rato, les decí­a: «Â¿Les molesta si toco un poco?». Y podí­a ensayar sin ensayar. Por eso toco como diestro. La guitarra fue mi primer instrumento. La guitarra pasó al bajo; y después al ukelele, la mandolina. De repente, parece «wow», pero son dos o tres instrumentos.

SWIFT Bueno, eso serí­a subestimarlo. Para mí­, es una imagen de vos en el campo, absorbiendo la cualidad de ‘hazlo tú mismo’ que trajeron la cuarentena y la pandemia. Yo me adapté a una mentalidad de ‘hazlo tú mismo’ en muchas cosas de mi carrera que solí­a tercerizar. Me pregunto cómo era un dí­a de grabación durante la pandemia para vos.

MCCARTNEY Bueno, tengo mucha suerte porque tengo un estudio a 20 minutos de donde vivo. Estábamos haciendo la cuarentena en un campo, una granja de ovejas, con mi hija Mary y sus cuatro hijos y su esposo. Así­ que yo tení­a cuatro nietos, tení­a a Mary, que cocina muy bien, y podí­a ir manejando al estudio. Y habí­a dos personas que vení­an, y nos cuidábamos mucho, con la distancia y todo eso: mi ingeniero Steve y mi encargado de equipos Keith. El disco lo hicimos los tres; yo solo lo empecé. Tení­a que hacer un tema instrumental para una pelí­cula, así­ que lo hice. Y seguí­, y así­ empezó el primer tema del disco. Yo iba y decí­a: «Â¿Qué hacemos hoy?». Después se me ocurrí­a una idea y así­ empezábamos. En general empezaba con el instrumento con el que habí­a compuesto el tema, el piano o la guitarra, y después le agregaba la baterí­a, y después un poco de bajo, hasta que empezara a sonar como un disco. Y después le agregaba capas. Fue divertido.

SWIFT Eso es muy cool.

MCCARTNEY Â¿Y vos? En tu disco tocás el piano y la guitarra.

SWIFT Sí­, algunas cosas, pero casi todo lo hice con Aaron Dessner, que tiene un grupo que se llama The National que me gusta mucho. Lo conocí­ en un recital un año atrás y conversé con él, le pregunté cómo componí­a. Es una de mis cosas favoritas para preguntarle a la gente de la que soy fan. Y él tuvo una respuesta interesante. Me dijo: «Todos los miembros de la banda vivimos en lugares diferentes. Así­ que yo hago las bases. Y se las mando a Matt, el cantante, y él compone la lí­nea melódica». Recuerdo que pensé que era algo muy eficiente. Y lo guardé en mi cerebro como idea para un proyecto futuro, de la manera que suelo guardar ideas. Y me quedó en la cabeza: «Algún dí­a voy a trabajar con Aaron Dessner».

Cuando empezó la cuarentena, estaba en Los Ángeles y quedé un poco aislada ahí­. No es un lugar terrible para hacer la cuarentena. Estuvimos ahí­ cuatro meses, durante los que le mandé un email a Aaron Dessner y le dije: «Â¿Te gustarí­a trabajar durante este tiempo? Tengo el cerebro derretido y tengo que hacer algo, aunque sean canciones con las que no sabemos lo que pueda pasar».

MCCARTNEY Sí­, la cosa era así­. Uno podí­a hacer cosas sin preocuparse si iban a transformarse en algo.

SWIFT Sí­, y resulta que él habí­a estado componiendo temas instrumentales para no volverse totalmente loco con la pandemia, así­ que me mandó un archivo con 30 bases y la primera que abrí­ terminó siendo una canción llamada «Cardigan», y se dio así­ de rápido. Él me mandaba una base; después hací­a bases nuevas, y las agregaba a la carpeta; yo componí­a la lí­nea melódica, y él no sabí­a de qué se tratarí­a la canción, ni cómo se llamarí­a, ni dónde iba a ir el estribillo. Al principio pensé: «Voy a hacer un disco y quizás sacarlo en enero», pero terminé sacándolo en julio. Y pensé que ya no hay más reglas, porque yo antes tení­a un montón de parámetros, como: «Â¿Cómo va a sonar esto en un estadio? ¿Cómo va a sonar en la radio?». Si sacás todos los parámetros, ¿qué hacés? La respuesta es Folklore.

MCCARTNEY Y es más música para uno mismo que una música que tenga que cumplir con un trabajo. Lo mí­o fue parecido: después de hacer esa pieza para una pelí­cula, tení­a muchas cosas en las que ya habí­a trabajado, pero si hubiera dicho «Me voy a mi casa», las habrí­a dejado a medio terminar. Así­ que pensé: «Â¿Y eso? Eso no lo terminé…». Así­ que lo retomé y dijimos: «Oh, esto puede estar bueno». Porque no tení­a que cumplir con nada. Yo decí­a: «Quiero usar loops con cintas, no me importa si no encajan en esta canción». Así­ que iba y hací­a algo con loops de cintas, y las poní­a en la canción. Se trataba de hacer cosas que me gustaran. No tení­a idea de que terminarí­a siendo un disco; podrí­a haber sido más indulgente, pero si un tema duraba ocho minutos, te digo la verdad, lo que pensaba era: «Me lo voy a llevar a casa, Mary va a cocinar, los chicos van a estar jugando por todas partes, y alguien, quizás Simon, el marido de Mary, va a decir: ‘¿Qué hiciste hoy?’. Y voy a decir ‘Oh’ y voy a agarrar el teléfono y se lo voy a mostrar». Esto se transformó en un ritual.

SWIFT Es lo más í­ntimo que escuché en mi vida.

MCCARTNEY Bueno, duraba ocho minutos, y pensé: «Odio cuando le muestro algo a alguien y termina a los tres minutos». Me gusta que siga.

SWIFT Querés mantenerte en la zona.

MCCARTNEY Sigue y sigue. Yo llegaba a casa: «Bueno, ¿qué hiciste hoy?». «Oh, bueno, hice esto. Me falta la mitad de esto», o «Esto ya lo terminé».

SWIFT Me pregunto por la numerologí­a detrás de McCartney IIIMcCartney III y III salieron en años terminados en cero.

MCCARTNEY Finales de década.

SWIFT Â¿Fue importante eso?

MCCARTNEY Sí­, bueno, ya lo estaba haciendo en 2020, y no lo pensé. Pensé que mucha gente espera grandes cosas de 2020. «Â¡Va a ser muy bueno! ¡Miren ese número! ¡2020! ¡Es auspicioso!». Después vino el Covid, y la gente dijo: «Quizás sea auspicioso pero por las razones equivocadas». Alguien me dijo: «Bueno, sacaste McCartney después de la separación de los Beatles, en 1970, y después McCartney II en 1980″. Y yo dije: «Oh, voy a sacar esto en 2020 por la numerologí­a, o lo que sea…».

SWIFT La numerologí­a, el estilo visual, el simbolismo. Me encantan los números. Los números dominan mi mundo. Los números 13… 89 es uno muy importante. Tengo otros que me parecen…

MCCARTNEY El 13 para mí­ es de buena suerte.

SWIFT Sí­, para mí­ también. Es mi cumpleaños. Hay muchas coincidencias de cosas buenas que pasaron. Cuando lo veo en lugares, lo veo como una señal de que las cosas van a salir como se debe. Quizás ahora no estén bien, quizás duelan, pero las cosas están en un camino. No sé, me gusta la numerologí­a.

MCCARTNEY Es bastante espeluznante, Taylor. Muy espeluznante. Pero un momento: ¿de dónde sacaste el 89?

SWIFT Es el año en que nací­, 1989, así­ que lo veo en lugares y me parece.

MCCARTNEY No, está bien. Me gusta, cuando te aferrás a ciertas cosas, y te sentí­s bien. Me parece muy bien.

SWIFT Sí­, uno de mis artistas preferidos, Bon Iver, tiene algo con el número 22. Pero yo también me pregunto: vos siempre tuviste grupos o alguna forma de atmósfera comunitaria con los Beatles y Wings, y después Egypt Station. Me pareció interesante cuando me di cuenta de que habí­as hecho un disco sin nadie más. ¿Lo sentiste natural?

MCCARTNEY Es una de las cosas que hice. Como con McCartney; como los Beatles se habí­an separado, no habí­a otra que agarrar una baterí­a en casa, una guitarra, un amplificador, un bajo, y hacer algo por mi cuenta. En ese disco, al que yo no esperaba que le fuera muy bien, y de hecho no le fue, la gente dice: «Me gusta, es un disco muy casual». No tení­a que significar nada especial. Así­ que ya hice eso de tocar todos los instrumentos. Y después descubrí­ los sintetizadores y los sequencers, así­ que en casa tengo un par de esos. Se me ocurrió jugar con eso y grabarlo, y así­ nació McCartney II. Algunas personas lo pueden hacer. Stevie Wonder puede. Stevie Winwood, creo, también. Hay algunas personas así­. Cuando trabajás con otros, tenés que preocuparte por sus variaciones. Pero la variación de uno mismo, uno ya la conoce. Es algo que me gusta. Cuando podés hacerlo, se vuelve muy adictivo. De hecho yo hice discos bajo el nombre The Fireman.

SWIFT Como un seudónimo.

MCCARTNEY Sí­, ¡por diversión! Pero, digámoslo, cuando uno es joven, uno quiere fama y atención. El otro dí­a me acordé: yo era el tipo de los Beatles que les escribí­a a los periodistas y les decí­a [habla con una voz formal]: «Somos un grupo de rock semiprofesional, y me parece que te gustarí­a lo que hacemos… Compusimos alrededor de cien canciones (era mentira) entre mi amigo John y yo. Si nos menciona en su publicación…». Siempre buscaba atención.

SWIFT Â¡Tení­as que trabajar! Eso es genial.

MCCARTNEY Y sí­, era necesario.

SWIFT Sí­. Me parece que cuando aparece el seudónimo es cuando todaví­a tenés amor por hacer las canciones pero no querés que queden opacadas por lo que se construyó a tu alrededor, en base a lo que la gente sabe de vos. Y ahí­ es divertido componer con nombres falsos.

MCCARTNEY Â¿Vos lo hacés?

SWIFT Oh, sí­.

MCCARTNEY Â¿Sí­? Bueno, ¡no lo sabí­a! ¿Es algo que se sabe?

SWIFT Creo que ahora sí­, pero antes no. Compuse con el nombre Nils Sjí¶berg porque son los dos nombres más populares para varones suecos. Compuse una canción llamada «This Is What You Came For» que terminó cantando Rihanna. Y durante un tiempo no lo supo nadie. Me acuerdo de que leí­ que cuando Prince compuso «Manic Monday» durante un tiempo no lo reveló.

MCCARTNEY Sí­. También es una forma de demostrar que podés hacer algo sin la etiqueta con tu nombre. Yo hice algo para Peter and Gordon; el hermano de mi novia y un amigo suyo estaban en un grupo que se llamaba Peter and Gordon. Y yo componí­a con el nombre Bernard Webb.

SWIFT [Risas] ¡Ese está bueno! Me encanta.

MCCARTNEY Como dicen los estadounidenses, Ber-nard Webb. Hice lo de Fireman. Trabajé con un productor, un tipo llamado Youth, que es muy cool. Nos llevamos muy bien. Habí­a hecho una mezcla para mí­ y nos hicimos amigos. Yo iba al estudio y él decí­a: «Hey, ¿qué te parece este groove?», y me lo mostraba. «Tenés que ponerle un bajo. Ponele una baterí­a». Y yo me pasaba el dí­a agregándole cosas. Y hací­amos bases, y durante un tiempo nadie sabí­a quién era el Fireman. Debemos haber vendido todas las 15 copias.

SWIFT Maravilloso.

MCCARTNEY Y no nos importaba.

SWIFT Me parece genial que tengas proyectos que sean solo para vos. Yo fui con mi familia a verte en vivo en 2010 o 2011 y lo que más me impactó del show fue que era la lista de temas menos egoí­sta del mundo. Estaba totalmente dirigida a satisfacer a la gente. Tení­a cosas nuevas, pero tení­a todos los hits que querí­amos escuchar, todas las canciones con las que lloramos, con las que la gente se casó o con las que sufrió un desamor. Y pensé: «Me tengo que acordar de esto», es decir, hacer listas para los fans.

MCCARTNEY Vos lo hacés, ¿no?

SWIFT Ahora sí­. Creo que aprender esa lección fue clave para un momento importante de mi carrera. Si la gente quiere escuchar «Love Story» o «Shake It Off» y ya la toqué 300 millones de veces, tocala una vez más. Hay momentos para ser egoí­sta en tu carrera y momentos para no serlo.

MCCARTNEY Cuando iba a recitales, antes de los Beatles, querí­a que tocaran los temas que me gustaban. Y si no lo hací­an, me desilusionaba. No tení­a dinero, mi familia no era rica. Así­ que para mí­ era importante; ahorraba durante meses para pagar la entrada.

SWIFT Sí­, hay una obligación. La gente en el escenario te da algo y vos, en el público, querés devolver más, en términos de aplausos, dedicación. Me acuerdo de sentir esa obligación desde el público, y pensar: «Él está ahí­ tocando los temas de los Beatles, mi papá llora, mi mamá está tratando de sostener el teléfono porque le tiemblan las manos». Ver las emociones no solo en mí­, sino en mi familia y en todo el público, esa noche en Nashville, fue muy especial. Me gusta aprender lecciones sin necesidad de aprenderlas por las malas. Aprender lecciones buenas que valoro mucho.

MCCARTNEY Bueno, eso está muy bien, y me alegra haberte ayudado. Entiendo a la gente que no quiere hacer eso y que, cuando vos lo hacés, te dicen: «El recital parece una rockola». Lo entiendo. Pero creo que es hacer trampa, porque la gente que viene a los shows gastó mucho dinero. Nosotros podemos pagar varios recitales, no nos hace una diferencia. Pero para mucha gente trabajadora… es un evento importante en sus vidas, así­ que yo trato de cumplir. También, como vos decí­s, toco un par de temas raros.

SWIFT Es lo mejor. Yo también quiero escuchar cosas actuales, tener una actualización del artista. Me preguntaba por las letras, dónde estabas lí­ricamente mientras componí­as este disco. Porque cuando estaba haciendo Folklore, en las letras fui en dirección al escapismo y el romanticismo. Y compuse temas imaginándome que era una pionera viviendo un amor prohibido [risas]. Estaba completamente…

MCCARTNEY Â¿Esa es la que dice «Quiero darte un hijo»?

SWIFT Oh, esa se llama «Peace».

MCCARTNEY «Peace». Me gusta esa.

SWIFT «Peace» está más basada en mi vida personal. Vos hiciste un trabajo excelente en tu vida personal, combinaste una vida humana con una vida pública. Es muy atemorizante cuando te enamorás y conocés a alguien, especialmente a alguien muy normal. Muchas veces, más allá de la ansiedad, puedo controlar cómo soy como persona y actuar normal, racionalizar las cosas, pero no puedo controlar si hay 20 fotógrafos escondidos en los arbustos, ni puedo controlar lo que hagan, si te siguen en el auto o interrumpen tu vida. No puedo controlar si aparece una noticia falsa mañana en el diario.

MCCARTNEY Â¿Y cómo vas con eso? ¿Tu pareja entiende?

SWIFT Oh, absolutamente.

MCCARTNEY Tienen que entender.

SWIFT Pero creo que, al conocerlo, y al estar en la relación que estoy ahora, tuve que tomar decisiones que hicieran que mi vida se sintiera como más verdadera y menos como una historia a ser comentada en la prensa amarilla. Tuve que decidir dónde vivir, con quién salir, dónde no sacarme una foto; la idea de la privacidad es difí­cil de explicar, pero consiste en tratar de encontrar pedazos de normalidad. De eso habla el tema «Peace». ¿Serí­a suficiente igual si no logro la normalidad que ambos queremos? Stella siempre me dice que tuvo una infancia muy normal, considerando las circunstancias.

MCCARTNEY Sí­, para nosotros fue importante mantener los pies sobre la tierra en medio de la locura.

SWIFT Ella fue a una escuela normal…

MCCARTNEY Sí­.

SWIFT Y vos salí­as a pedir dulces con ellas en Halloween, disfrazado.

MCCARTNEY Todos lo hací­amos. Era importante, pero funcionó muy bien, porque cuando llegaron a la adultez, pudieron conocer a chicos que fueron a escuelas privadas, quizás menos establecidos. Y así­ pudieron ser buenas madres para sus hijos. Me acuerdo que Mary tení­a un amigo, Orlando. No Bloom. Ella le daba consejos. Y era porque ella habí­a pasado por eso. Obviamente, se burlaron de mis hijos. Iban a la clase y alguien les cantaba alguna de las canciones. Y tuvieron que lidiar con eso. Tuvieron que confrontarlo.

SWIFT Â¿Te produjo ansiedad eso cuando tuviste hijos? La sensación de que la presión que caí­a sobre vos les llegarí­a a ellos, sin que la hubieran pedido. ¿Fue difí­cil?

MCCARTNEY Sí­, un poco, pero no era como ahora. Viví­amos una vida casi hippie, apartados de muchas cosas. Los chicos hací­an todo lo normal y sus amigos de la escuela vení­an a casa, hací­amos fiestas, estaba buení­simo. Recuerdo una tarde que era el cumpleaños de Stella, e invitó chicos de la escuela a casa. Y todos me ignoraron. Pasa muy rápido. Al principio era como: «Oh, sí­, es un tipo famoso», y después [bosteza]. Me gusta eso. Yo me voy a otra habitación y de repente escucho una música. Vuelvo, y uno de los chicos, que se llamaba Luke, estaba haciendo break dancing.

SWIFT Â¡Oh!

MCCARTNEY Era muy bueno, así­ que todos lo miraban. Eso les permití­a ser normales con esos chicos. Y lo otro es que yo no vivo una vida opulenta. En serio. A veces me da vergí¼enza, si alguien me visita…

SWIFT Por ejemplo alguien a quien le importan esas cosas.

MCCARTNEY O alguien que sé que tiene una casa grande. Me vino a ver Quincy Jones, y yo me estaba haciendo una hamburguesa vegetariana, o cocinando algo. Esto fue después de la muerte de Linda. Pero lo que quiero decir es que yo pensaba, de manera conciente: «Oh, Dios, Quincy debe estar pensando: ‘¿En qué anda este tipo? No tiene nada importante. La casa no es grande. ¡Y estamos comiendo en la cocina! Ni siquiera tiene un comedor'».

SWIFT Eso suena como un dí­a perfecto.

MCCARTNEY Pero así­ soy yo. Soy así­ de raro. Quizás tendrí­a que tener una casa enorme. Quizás tendrí­a que tener empleados. Pero no podrí­a. Me darí­a vergí¼enza. Me gusta caminar vestido como sea o desnudo, si quiero.

SWIFT Eso puede pasar en Downton Abbey.

MCCARTNEY [Risas]. Exacto.

SWIFT Querí­a preguntarte por las letras. Cuando estás en un momento tan extraño como este y estás haciendo un disco como el último, ¿la letra viene primero? ¿O primero la idea melódica?

MCCARTNEY Un poco de las dos cosas. Así­ fue siempre para mí­. No hay una manera fija. La gente nos preguntaba a mí­ y a John: «Â¿Quién hace la letra y quién hace la música?». Y yo decí­a: «Los dos hacemos las dos cosas». Decí­amos que no tení­amos una fórmula ni la querí­amos. Porque cuando la tuviéramos, la romperí­amos. A veces me siento al piano, como en un par de temas del último disco, y me pongo a jugar y se me ocurre una idea, y construyo a partir de ahí­. La letra para mí­ es como seguir un camino. Empiezo [canta «Find My Way», de McCartney III]: «Puedo encontrar mi camino. Sé dónde está la izquierda y dónde la derecha, da da da». Y después lo voy llenando. Como si ya supiera la canción y solo estuviera tratando de recordar la letra. A veces me inspira algo. Tení­a un libro sobre constelaciones y estrellas, y la órbita de Venus…

SWIFT Oh, conozco esa canción: «The Kiss of Venus».

MCCARTNEY Sí­, y pensé: «Es una frase linda». Así­ que sacaba frases del libro. Y el libro habla sobre la matemática del universo, y cómo cuando las cosas orbitan entre sí­, si seguí­s los patrones, es como una flor de loto.

SWIFT Wow.

MCCARTNEY Es muy mágico.

SWIFT Es mágico. Definitivamente coincido en que necesitamos encontrar cosas mágicas en este momento tan antimágico; tenemos que leer más libros, aprender a coser, ver pelí­culas ambientadas hace cien años. En una época en la que, si mirás las noticias te da un ataque de pánico. Me gusta la idea de pensar en estrellas y constelaciones.

MCCARTNEY Â¿Hiciste eso en Folklore?

SWIFT Sí­. Leí­ más que nunca. Y vi muchas más pelí­culas que nunca.

MCCARTNEY Â¿Qué leí­as?

SWIFT Libros como Rebecca, de Daphne du Maurier, que recomiendo mucho, y libros sobre el pasado, un mundo que ya no existe. También usé palabras que siempre quise usar, más grandes, más floridas, más lindas, como «epifaní­a», en las canciones. Siempre pensé: «Bueno, eso no funciona para la radio pop», pero cuando hací­a este disco pensé: «Â¿Qué funciona? Ya nada tiene sentido. Si hay caos por todas partes, ¿por qué no uso la maldita palabra que se me ocurra?».

MCCARTNEY Exacto. ¿Vos veí­as la palabra en un libro y pensabas «Me gusta esa palabra»?

SWIFT Sí­, tengo mis palabras preferidas, como «elegí­as» y «epifaní­a» y «divorciada», me gusta cómo suenan, tengo listas de ellas.

MCCARTNEY Â¿Y «mazapán»?

SWIFT Me encanta «mazapán».

MCCARTNEY El otro dí­a me acordaba del dí­a que compusimos «Lucy in the Sky with Diamonds»: «Caleidoscopio».

SWIFT Â¡»Caleidoscopio» es una de mis preferidas! Tengo una canción en 1989 que se llama «Welcome to New York» en la que puse la palabra «caleidoscopio» porque me obsesiona.

MCCARTNEY Creo que el amor por las palabras es genial, en particular si vas a escribir una letra. Para mí­, es como decir: «Â¿Qué le va a decir esto a una persona?». Muchas veces siento que le escribo a alguien que no la está pasando bien. Así­ que trato de componer canciones que lo ayuden. No de manera buenuda, como en una cruzada, sino pensando que tantas veces en mi vida una canción me hizo sentir mejor. Creo que es la perspectiva que más me gusta, la cosa inspiradora. Con un amigo de Liverpool, éramos adolescentes y estábamos yendo a una feria. Era un compañero de escuela y tení­amos unos blazers que tení­an como una manchita, y era algo cool.

SWIFT Tendrí­amos que haber usado el mismo blazer para la foto.

MCCARTNEY Si encontrás uno con la manchita, me sumo. Entonces, fuimos a la feria, y me acuerdo (las canciones son así­) de que habí­a una chica. Era una feria de Liverpool (un lugar llamado Sefton Park). Todo el mundo la seguí­a, era «wow». Era una escena mágica. Pero la cosa me dio un dolor de cabeza, así­ que terminé yendo a la casa de él. A mí­ en general no me duele la cabeza. Y pensamos: «Â¿Qué podemos hacer?». Así­ que pusimos «All Shook Up», de Elvis. Al final de la canción ya no me dolí­a la cabeza. Pensé: «Es muy poderoso».

SWIFT Es muy poderoso.

MCCARTNEY Me encanta cuando la gente me para en la calle y me dice: «Oh, yo tení­a una enfermedad y escuchaba tu música. Ahora estoy mejor, me ayudó mucho», o chicos que me dicen: «Me ayudó a atravesar los exámenes». Están estudiando, volviéndose locos, pero ponen tu música. Debe pasar con muchos fans tuyos. Los inspira.

SWIFT Es uno de mis objetivos. Hay tanto estrés en todas partes que querí­a hacer un disco que fuera como un abrazo, o como ese suéter que te gusta y que te lo querés poner todo el tiempo.

MCCARTNEY Â¿Un «cárdigan»?

SWIFT Como un buen cárdigan, que ya usaste mucho. O algo que te hace acordar a la infancia. La tristeza puede ser í­ntima. También puede ser traumática y estresante, pero trataba de apoyarme en una forma de tristeza que te atrapara y no se sintiera atemorizante. Como la nostalgia incorporada en una sensación de que no estás bien. Porque no creo que nadie sintiera que estaba en su mejor momento este año. El aislamiento puede significar escaparse en tu imaginación de una manera que puede estar bien.

MCCARTNEY Mucha gente se dio cuenta de eso. Yo decí­a: «Me siento culpable de estar disfrutando de la cuarentena», y me decí­an: «Sí­, no se lo digas a nadie». Mucha gente está sufriendo.

SWIFT Porque muchas cosas en la vida son absolutamente arbitrarias. Y la cuarentena ilumina eso, al igual que muchas cosas que solí­amos tercerizar y podí­amos hacer por nuestra cuenta.

MCCARTNEY Después de los Beatles, nos fuimos a vivir a una pequeña granja en Escocia. Si veo fotos ahora, me da vergí¼enza. Necesitaba una mesa en la cocina, y estaba leyendo un catálogo y pensé: «Yo puedo hacer una. Hací­a carpinterí­a en la escuela, sé lo que es una cola de pato». Así­ que la hice. Y ahí­ estaba en la cocina, tallando la madera. Me dio miedo armarla. Pensé: «No va a encajar», pero un dí­a agarré la cola y dije: «No hay vuelta atrás». Y terminó siendo una buena mesa de la que estuve muy orgulloso. Tení­a una sensación de triunfo. Lo raro es que Stella hace poco fue a Escocia y yo le pregunté: «Â¿Sigue ahí­?», y ella me dijo: «No». La busqué. Nadie la recuerda. Y alguien me dijo: «Bueno, hay una pila de madera en uno de mis graneros, quizás sea eso. Quizás la usaron para un fuego». Yo les dije que no. Al final la encontramos, ¿y sabés el placer que me dio? Para otros podrí­a ser aburrido.

SWIFT No, ¡está muy bueno!

MCCARTNEY Era muy importante para mí­ poder hacer algo por mí­ mismo. Vos hablabas de coser. Debés tener muchos sastres.

SWIFT Bueno, hay un baby boom últimamente; muchas amigas mí­as quedaron embarazadas.

MCCARTNEY Oh, tenés esa edad.

SWIFT Y yo pensaba: «Quiero pasar tiempo con mis manos, hacer algo para sus hijos». Así­ que hice una ardilla de peluche que le mandé a una amiga. Y le mandé un osito a otra. Y empecé a hacer unas sábanas de seda con bordados. Se volvió algo elegante. Y también estuve pintando.

MCCARTNEY Â¿Qué pintás? ¿Acuarelas?

SWIFT Acrí­lico u óleo. Cuando uso acuarela solo pinto flores. Cuando tengo óleos, paisajes. Siempre vuelvo a un cuadro de una caseta en una colina.

MCCARTNEY Es un sueño romántico. Estoy de acuerdo con vos en que hay que tener sueños, en particular este año. Hay que tener algo a lo que escaparse. Cuando hablas de «escapismo», suena como una mala palabra, pero este año no lo es. Y en los libros que leés, te metés en otro mundo. Me parece muy bueno eso. Y después volvés. En general leo mucho antes de dormir. Así­ que vuelvo a la realidad y me duermo; es bueno tener sueños que puedan ser fantasí­as o cosas que quieras lograr.

SWIFT Una crea personajes. Este fue el primer disco en el que creé personajes o que escribí­ sobre la vida de una persona real. Hay una canción, «The Last Great American Dynasty», que trata sobre una heredera que vivió una vida caótica.

MCCARTNEY Â¿Es un personaje de fantasí­a?

SWIFT Es una persona real. Que viví­a en la casa donde vivo ahora.

MCCARTNEY Â¿Es una persona real? Escuché eso y pensé: ¿Quién será?

SWIFT Se llamaba Rebekah Harkness. Y vivió en la casa que compré en Rhode Island. Así­ me enteré de ella. Pero era una mujer de la que se hablaba mucho, todo lo que hací­a era escandaloso. Ahí­ encontré una conexión. Pero también pensaba en vos y «Eleanor Rigby», en la historia de lo que estarán haciendo todas las personas de un lugar y en cómo se cruzan sus vidas, y no habí­a hecho eso en mucho tiempo.

MCCARTNEY Sí­, porque componí­as muchos temas sobre separaciones.

SWIFT Sí­, antes de que me cambiara la suerte. Me gustan las buenas canciones sobre separaciones. En algún lugar del mundo, siempre habrá alguien separándose y eso me hará componer otras.

MCCARTNEY Sí­, es como lo que decí­a de John y yo: cuando tenés una fórmula, rompela. No, no tengo fórmula. Así­ me siento. Por eso me gusta la idea de los personajes. O de pensar: «Â¿En qué se basa esto?». «Eleanor Rigby» está basada en viejas que conocí­a cuando era chico. Por alguna razón, tení­a buenas relaciones con viejas del pueblo. El otro dí­a pensaba que no sé cómo las habí­a conocido; no eran de la familia. Me cruzaba con ellas, y les hací­a las compras.

SWIFT Eso es maravilloso.

MCCARTNEY Me sentí­a bien. Me sentaba a hablar con ellas, y tení­an historias fantásticas. Eso me gustaba. Tení­an historias de la guerra, porque yo de hecho nací­ durante la guerra, y las viejas participaban de la guerra. Una señora con la que pasaba tiempo tení­a una radio de cristal que me parecí­a mágica. En la guerra, la gente hací­a sus propias radios, las podí­as hacer con cristal [canta la canción de La dimensión desconocida].

SWIFT Â¿Por qué no lo sabí­a? Suena como algo que yo habrí­a querido aprender.

MCCARTNEY Es interesante porque hay muchos paralelos entre el virus y la cuarentena y la guerra. Les pasó a todo el mundo. No es el HIV o el SARS o la gripe aviar que en general les pasó a otros. Esto le pasó a todos, en todo el mundo. Eso es definitivo de este virus. Y mis padres… Les pasó a todos en Gran Bretaña, incluyendo a la reina y a Churchill. La guerra. Todos eran parte de lo mismo y tení­an que ver cómo lo atravesaban. Vos lo hiciste con Folklore, yo con McCartney III.

SWIFT Mucha gente hace pan de masa madre. ¡Lo que sea!

MCCARTNEY Algunas personas hací­an radios. Y agarraban un cristal; habrí­a que buscarlo, pero creo que sí­. Yo pensé: «Oh, no, quizás solo les decí­an ‘radios de cristal'», pero de hecho eran los cristales que tanto nos gustan. Y de algún modo captaban las ondas, el cristal las atrae, y así­ se enteraban de las noticias. Volviendo a «Eleanor Rigby», pensaba en ella y lo que estarí­a haciendo, y trataba de ponerme lí­rico, de ponerle poesí­a, palabras que me gustaran, tratar de usar imágenes como «agarra el arroz en una iglesia donde un casamiento ocurrió», y el padre McKenzie «zurce las medias a la noche». Es un hombre religioso, podrí­a haber dicho: «Preparando la Biblia», que habrí­a sido más obvio. Pero «zurce las medias» dice más sobre él. Es como entrar en una fantasí­a. Y esa es la magia de las canciones. Es un agujero negro, y después empezás un proceso, y al final hay una hermosa flor que creaste. Es como el bordado, hacer algo.

SWIFT Una mesa.

MCCARTNEY Como una mesa.

SWIFT Wow, habrí­a sido divertido tocar en Glastonbury en el 50 aniversario juntos.

MCCARTNEY Sí­, ¿no? Yo te iba a pedir que tocaras conmigo.

SWIFT Â¿Me ibas a invitar? Esperaba que lo hicieras, te lo iba a pedir yo a vos.

MCCARTNEY Habrí­a hecho «Shake It Off».

SWIFT Dios mí­o, habrí­a sido fantástico.

MCCARTNEY Â¡Ya sé, está en Do!

SWIFT Una cosa que me gusta de vos es que todaví­a te gusta, no importa nada. Parecés tener la alegrí­a más pura a la hora de tocar y hacer música, y para mí­ eso es lo mejor.

MCCARTNEY Bueno, tenemos mucha suerte, ¿no?

SWIFT Tenemos mucha suerte.

MCCARTNEY No sé a vos, pero a mí­ me pasa. Pienso: «Dios mí­o, terminé siendo músico».

SWIFT Sí­, no puedo creer que sea mi trabajo.

MCCARTNEY Te voy a contar una historia que le conté el otro dí­a a Mary, es una de mis historias preferidas de los Beatles. Estábamos en una tormenta de nieve gigante, viajando de Londres a Liverpool, cosa que hací­amos seguido. Trabajábamos en Londres y volví­amos en una van, los cuatro con un plomo, que manejaba. Y era una tormenta grande. No se veí­a la ruta. En un momento, caí­mos por la banquina. «Ahhh», muchos gritos. Terminamos en el fondo. Por suerte no se dio vuelta, pero ahí­ estábamos, pensando: «Â¿Cómo hacemos para volver?». Estábamos parados en cí­rculo y uno dijo: «Bueno, algo ocurrirá». Me pareció lo mejor. Me encanta eso, es una filosofí­a.

SWIFT «Algo ocurrirá».

MCCARTNEY Y fue así­. Subimos, hicimos dedo, nos llevó un camionero y Mal, el plomo, arregló la van. Así­ fue nuestra carrera. Supongo que así­ terminé siendo músico y compositor: «Algo ocurrirá».

SWIFT Es lo mejor.

MCCARTNEY Es tan estúpido que es brillante. Es genial para cuando estás en un ataque de pánico, pensando «Dios mí­o» o «Ah, ¿qué voy a hacer?».

SWIFT «Algo ocurrirá».

MCCARTNEY Bueno, gracias por hacer esto; estuvo muy divertido.

SWIFT Sos el mejor. Fue fantástico. ¡Esas historias fueron muy buenas!

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